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    domingo, 22 de enero de 2012

    Economía sostenible, lo más fácil del mundo. O eso parece



    A la mayoría de la gente normal, la masa gris que caminamos por las calles afanándonos por sobrevivir un día más, la macroeconomía nos resulta un galimatías incomprensible.

    Pero si nos despojamos de toda complicación, eliminamos la jerga de los iniciados y lo reducimos a su más simple esquema... resulta que todo se nos aparece muy claramente.

    Luego viene el complejo de inferioridad que nos han inoculado y nos dice: ¡no puede ser! ¡sin duda me equivoco!

    ¿Y si no te equivocas en esa primera, simple y primigenia impresión? ¿Y si hemos vivido engañados por los auténticos vividores de los mercados y sus vasallos políticos?

    ¿Puede estar demencialmente equivocado el sistema capitalista global?

    A ver, esto es lo que cualquier persona "normal" pensaría, en primera instancia, sobre la cuestión económica:

    La economía desnuda

    Primer y único postulado impepinable: no puedes gastar más de lo que ingresas.

    Direis: ja ja ja... qué simple eres. Puedes pedir créditos que te ayuden a progresar y tal y tal

    ¡Quietos paraos! Olvidaros de todas esas idioteces. Quedaos con el primer y único postulado impepinable.

    A ver... si pides un crédito tienes que devolverlo. Pedir un crédito puntual para una posible inversión provechosa... podemos admitirlo. Si pides crédito continuamente para pagar tus necesidades cotidianas, la estás cagando seriamente.

    Pues resulta que eso último es lo que han venido haciendo una y otra vez esos dechados de sabiduría que nos gobiernan. Y lo que es peor... pretenden seguir haciéndolo. De hecho, ahora la cuestión es que no es posible parar porque tienen que pedir crédito para poder seguir pagando los créditos anteriores.

    ¿Estúpido? Obvio. Pues ya está, eso es lo que hay. Así es y así se lo hemos contado. Si alguien quiere enredarlo más, sinceramente... se está complicando.

    Y entonces llegamos a este punto: como hay que seguir pagando créditos pasados a base de nuevos créditos los recortes en todo lo que se había construido hasta ahora van a dar la vuelta a la tortilla de la historia.

    ¿Que es entonces una economía sostenible?

    Sencillo: se cuentan los ingresos (impuestos, etc) y con eso se hace todo lo que se tenga que hacer.

    Error, diran... es demasiado tarde. Estamos pagando una deuda en la que nunca teníamos que habernos metido.

    Una economía sostenible es transparente. ¿Qué impide a los gobiernos, autonomías, ayuntamientos, etc... publicar el detalle de sus ingresos y el detalle de sus gastos. No es tan difícil. ¿Por qué nadie lo hace?

    El problema es que la psiquis humana no está capacitada realmente para el altruismo y el trabajo por el bien común. Precisa de una educación y unas experiencias que la hayan forjado en esa dirección. Una vez que una persona, haciendo carrera en la política, trinca cuatro años (o los que sean) de "oportunidades" definitivamente se le va la olla. Y nadie ha tenido los santos cojones (u ovarios) de publicar de forma constante ese detalle de ingresos y gastos ajústandose a él debidamente y controlando los excesos absurdos de su corte gubernamental.

    Parece fácil... se le enseña al pueblo lo que hay con total honestidad y la gente puede entenderlo, seguramente. Pero todas esas cuentas siguen siendo extremadamente oscuras.

    Hay otros caminos

    Tal vez difíciles pero más coherentes y honestos sin ninguna duda. Hay varios ejemplos aunque no demasiados desgraciadamente.

    Citemos a Islandia. Tomó una decisión complicada pero la única que honradamente se podía hacer para intentar reparar un mal de muchas décadas: la rebelión de Islandia está dando sus frutos.

    ¿Miedo? Más (mucho más) vamos a pasar si seguimos por el camino de seguir contentando a esos insaciables mercados.

    Necesitamos más estadistas y menos políticos. Incluso la definición de estos últimos es extremadamente diversa y confusa.

    Si retomais el pensamiento simple comprobareis sin lugar a dudas que hemos vivido en una burbuja de engaño y mentiras.

    Y va a hacer mucha falta que la gente sencilla salga a la calle. Quitarse el complejo de vasallos interiorizando otra verdad impepinable: somos nosotr@s quienes les pagamos para que gestionen nuestros intereses.

    O transformamos eso en un sentimiento unánime que nos impulse a una acción sin tregua que deje claro ese asunto... o nos dejamos llevar por los ineptos que han cobrado de nuestros bolsillos y nos han buscado la ruina.

    Y podeis estar seguros que la segunda opción va a ser infinitamente más dolorosa.

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